La importancia del plástico en la industria del packaging
El plástico es un material imprescindible en la actividad industrial. Por su relación de peso-resistencia-precio y debido a sus cualidades para proteger y conservar productos de todo tipo, en el sector del packaging es insustituible, especialmente si nos referimos al embalaje primario. También tiene numerosas aplicaciones como elemento de protección en el resto de la cadena de suministro.
La erradicación del plástico arreglaría, indudablemente, un problema medioambiental grave. Sin embargo, agravaría otro: el desperdicio de alimentos. Según PlasticsEurope, en Europa ya se trata esta temática como un problema y tan solo se echan a perder un 3% de la producción. En países en vías de desarrollo, en los que los envases plásticos no son tan habituales, hablamos de un 40%.
No obstante, resulta innegable que existe un problema muy importante a nivel global relacionado con la generación de residuos, tanto en la producción como en el consumo de desecho de plásticos. Según datos recogidos por Euromonitor International, entre 2004 y 2018, los productos empaquetados aumentaron de 2,5 billones de unidades a más de 3,6 billones, y el peso del plástico en los embalajes creció del 57 al 64%. La previsión es que el consumo de packaging continúe incrementándose durante los próximos años, y más teniendo en cuenta la aceleración del comercio online provocada por la pandemia de coronavirus.
Medidas para conseguir plásticos más sostenibles
Sí, el plástico es imprescindible, pero existe un problema de generación de residuos. Está claro que hay que apostar por el reciclaje, la reutilización y los materiales sostenibles. Los plásticos biodegradables están ganando presencia, y cada vez son más las empresas que avanzan en el camino de la economía circular.
La Estrategia Europea para el plástico en una economía circular reconoce los beneficios que aporta el plástico, y está impulsando medidas para cambiar un modelo productivo que minimice los residuos y potencie la innovación para conseguir la máxima productividad de cada unidad de materia prima; es decir, para que se mantenga en el circuito económico el mayor tiempo posible.
Cada millón de toneladas de plástico recicladas equivalen, en términos de reducción de emisiones de CO2, a un millón de coches menos circulando por las carreteras. En el objetivo por reducir la contaminación, sobre todo de los mares, la Directiva Europea sobre plásticos de un solo uso prohíbe desde este año la fabricación de productos de plástico desechables para los que existen alternativas. La Unión Europea se ha marcado el reto de conseguir la recuperación del 90% de las botellas de plástico, que deberán tener un contenido reciclado mínimo del 25% antes de 2025 y del 30% en 2030.
¿Qué significa biodegradable?
Aunque todos los materiales son biodegradables, la capacidad biodegradadora de la naturaleza es muy inferior al ritmo en que fabricamos y desechamos todo tipo de productos. Cuando hablamos de biodegradabilidad, aplicada al sector industrial, nos referimos a los materiales que no necesitan cientos o miles de años a ser reintegrados en el medio natural, y que además lo hacen sin contaminarlo.
La biodegradabilidad es la capacidad que tienen los materiales y las sustancias de descomponerse en elementos químicos más sencillos por la acción de los microorganismos y las condiciones climáticas. Ahora bien, lo que define que un determinado componente sea reintegrable sin alterar el medio es la compostabilidad.
Un material es compostable cuando se degrada por la acción de microorganismos, que, a partir de él, producen CO2, agua, compuestos inorgánicos y biomasa. Además, no debe generar fragmentos que duren más de doce semanas en el medio, ni contener metales pesados ni toxinas, y ha de permitir el crecimiento de organismos vegetales.
Es decir, no todos los materiales biodegradables son compostables, y, obviamente, para aprovechar esa cualidad, deben recibir el tratamiento adecuado. En el caso del plástico, en plantas de compostaje industrial.
¿Cuáles son los plásticos biodegradables compostables?
Los plásticos biodegradables se clasifican en los de origen sintético y los de origen vegetal, llamados bioplásticos. Entre los segundos, encontramos:
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Ácido poliláctico (PLA): se produce a partir del ácido láctico de materias primas 100% renovables, y se utiliza en la fabricación de envases para alimentos.
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Polihidroxialcanoatos (PHA): se consigue mediante la fermentación bacteriana de materias primas vegetales, y se usa principalmente para fabricar tapones y bolsas.
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Bioplásticos procedentes del almidón: son hidrosolubles, no demasiado resistentes, y se degradan rápido.
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Bioplásticos procedentes de la celulosa: se emplean en la fabricación de etiquetas y tapones, pues son rígidos y resistentes.
¿Cuál es la vida útil de los plásticos biodegradables?
La vida útil de los plásticos biodegradables es de unos 18 meses. A partir de ese momento, empiezan a degradarse, y el tiempo en que tardan en desintegrarse por completo varía entre uno y tres años, aproximadamente.
Para facilitar el proceso de reciclaje, lo más indicado es trabajar con productos monomateriales. La combinación de varios plásticos complica su recuperación, pues cada componente suele requerir un tratamiento específico.
Para que la actividad industrial sea sostenible, no basta con escoger bioplásticos o plásticos reciclados en la fabricación del packaging. Hay que tener en cuenta también todos los procesos asociados, tales como la eficiencia energética, la generación de residuos, la optimización de las líneas de producción, incluyendo, por supuesto, la codificación, marcaje y etiquetado de la mercancía.
Un aspecto que no suele tenerse en cuenta es la composición de las tintas con las que se marcan los envases. Si la tinta no es biodegradable y no está libre de componentes tóxicos, el proceso de reciclaje va a ser mucho más complicado.
Por eso, en UBS fabricamos tintas para nuestros equipos de impresión respetuosas con el medioambiente, certificadas por los organismos reguladores internacionales. Están libres de Componentes Orgánicos Volátiles (COV), resinas pirrolidonas, fotoiniciadores ITX y otras sustancias tóxicas.
La sostenibilidad es fundamental, y depende de nosotros. En nuestra mano está el acoger una cultura sostenible, no solo en nuestra actividad directa, sino también recurriendo a proveedores concienciados con los que poder cuidar del planeta al tiempo que garantizar los mejores resultados de calidad.
Unpopular opinion: el plástico es necesario. El problema, o la solución, está en la gestión que hagamos del mismo.